Me caen mal los pelados y los que dicen “te mandé un twitter”. Los pelados porque me recuerdan mi futuro inevitable y patético, y los que dicen “te mandé un twitter” porque me obligan a corregirlos. Detesto corregir a la gente, pero no lo puedo evitar.
Es horrible andar por la vida compartiendo rectificaciones innecesarias. Es un acto de soberbia inútil que aparece sin posibilidad de reprimirse. Mientras corrijo me odio. Muchas veces me encuentro como un idiota exponiendo teorías que estudié en la universidad sin que nadie solicite mi conocimiento y eso me convierte en un estúpido.
Los que dicen “te mandé un twitter” son la raza más tremenda de las personas a ser corregidas. No sólo está el error gramatical, o semántico, de la utilización de la palabra twitter, sino que también demuestran su destiempo… su falta de millenialidad aterradora.
Pero no son los únicos. “Es como cuando agarrás un coso” El diccionario de la RAE contiene 88.000 palabras, ahora bien, suele estimarse que hay un 30% más de palabras en uso que las que contiene el diccionario, es decir que tenemos cerca de 114 mil palabras. Es el segundo idioma más hablado del mundo. Sustantivos propios, comunes, abstractos, concretos, contables, incontables… y vos decís “¡Agarrar un coso!”. Sé que es soberbio, lo sé.
“Vos te la pasas corrigiendo a la gente pero cuando escribimos no tenemos los problemas de gramática porque los visualizamos al escribir y no al hablar” ¡Es al revés! Al hablar visualizas, generás una imagen mental de lo que vas a decir! cuando escribís LO VES, ¡no visualizas nada porque es otro verbo! “Ah mira, me estas tirando un montón de conceptos claves” ¡CONCEPTOS CLAVE! ¡Los que son muchos son los conceptos no las claves! “Bueno no te calentés, me mandaste el diccionario pero no lo pude recepcionar” No lo vas a recepcionar nunca porque recepcionar es como promocionar y papa Noel: No existen.
Uno de los grandes temas de corregir a la gente es cuando uno está en algún lugar intentando seducir a una dama
–No porque fue la primer vez que fuimos a la cancha y la pasamos buenisimo
-Primera
–¿Eh?
-Que fue la primeraaaaa vez que fuimos a la cancha
–Por eso
-Dijiste primer vez, es primera
–Si
-la vez es femenino, por eso, se dice la primera
– ¿Siempre sos así?
Y ahí uno se siente que ya está, que con esa lección idiota sedujo a la mina por completo.
– ¿Así cómo?
–Así de pelotudo
Otro caso que se repite “Si te saldría bien nos llenamos de plata”. Ahí empieza a titilarme el ojo. Una tos, porque no da corregir todo el tiempo… “Si saliera bien, si… Si saliera”
Hay, sin embargo, un grupo de personas que me generan admiración y ternura: Los corregidores de vocabulario por ideología. Este ejército del lenguaje, poco propensos a cambios en la sociedad y con olor a naftalina, se crispan por redes sociales cuando una joven dice por televisión “Les diputades”.
Yo estoy grande ya y hablé toda mi vida con palabras con masculino y femenino y no voy a cambiarlo, pero me encanta ver como a los que no saben conjugar condicionales los pone del orto un grupe de jóvenes y jóvenas.
Siempre fue así, los viejos se enojan con los jóvenes. Pero en esta revolución del idioma me siento particularmente cómplice, porque esos chiques que hablan con E y son tan atacados por los dinosaurios, saben que “primer y primera” son dos cosas distintas.
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