No se si será verdad lo del infierno pero, si existe, para mí debe ser muy parecido al subte de Buenos Aires. Piénselo de esta manera: millones de personas apretadas, comprimidas, estrujadas, metros bajo tierra, soportando el calor y conviviendo con pecadores… Porque no hay mayor pecador que los disimuladores de ventosidades sin dueño.
Otro problema que tenemos en estos pagos con el subte es qué hay apenas seis líneas: A-B-C-D-E… Y la H… ¿Qué pasó con las F y G? ¡No tenemos línea F y G ¿quienes se tomaron las líneas que faltan?
En el subte la gente no pide permiso… lo amenaza. Pero no todas las líneas del metro son malas en Baires, las que van para el norte, las que cruzan los barrios más ricos de la ciudad, esas si son un lujo con asientos de terciopelo y aire acondicionado. La gente de esos barrios no viaja en trasporte público, pero siempre quisieron que sus mucamas llegaran bien limpitas a trabajar… Ahora que lo pienso, no sé a qué situación geopolítica mundial me hace acordar esto de las líneas ricas del norte y la pobreza del sur…
Empezar el día viajando en metro es desolador. Por eso, siempre hay juegos que sirven para amenizar el viaje. Me gusta pararme adivinando donde se va a abrir la puerta. Más aún, me gusta adivinar que cuando baje saldré directo a la salida. Con el tiempo mejoré la técnica, y aumenté mi vagancia, así que ahora directamente apunto a la que sale a la escalera mecánica.
Otro juego que hago en secreto tiene que ver con los pasajeros. Me gusta adivinar en qué estación se van a bajar las personas, o suponer en donde trabajan según los zapatos que usan. Y odio a los que me sacan del juego dejándome la mirada fija, siempre tengo miedo de que me estén leyendo la mente.
Otra cosa que amo hacer es tomar partido por la gente que se pelea. Nunca me animo a hablar, pero siempre me pongo del lado de la persona más joven (que suele ser la que recibe el primer insulto). Eso, y mirar los nombres de los grupos de wasap de los pasajeros son mis situaciones preferidas.
Hace unos días lancé la pregunta en Instagram para ver qué otras cosas raras hacía la gente, me sorprendí de como casi todos hacemos lo mismo. Y digo casi porque tres respuestas me llamaron la atención.
Uno dice que en cada parada calcula los que entran vs los que salen para ver si da positivo o negativo. Me pareció algo freak, ¡pero ahora no puedo dejar de hacerlo yo también!
Otra persona, que no tiene trastorno obsesivo compulsivo ni por casualidad, cronometra el recorrido entre estaciones… y los compara con los resultados de viajes anteriores.
Por último, una dama que resguardaré su nombre para respetar la intimidad y que sólo diré que es mi cuñada, confesó que entre estación y estación endurece los glúteos para aflojarlos al llegar al nuevo andén… ¡Andá a buscarla al ángulo Megatlón!
Odio el subte, odio trabajar en microcentro y como tengo tanto odio acumulado trato de respetar todos los mandamientos… no vaya a ser cosa de que el infierno exista, y viva la eternidad sumergido en un subterráneo eterno.
Buenos dias…en Madrid hay que reconocer aunque a mi me gusta poco usarlo(prefiero la superficie) que tenemos si no el mejor unz de las mejores lineas de metro de ¿europa?
Conozco Moscu….muy antaño…y TREMENDO espanto. Londres, Bucarest, NY….Praga….Nada como Madrid.
Te diré que nunca entenderé quien va juganfo al tetris o leyendo movil. ME ENCANTA!!! Observsr a la gente Juaco. Y el metro es maravilloso para eso. Lo mejor…el dia que se subió al vagón un sr. Mayor ciego con su perro golden canela lazarillo.
Le deje mi asiento. Todos en un vagón lleno, hasta arriba viendo cómo tras sentarse su papito el perro se tumbó buscándose con el culete entre tanta pierna sitio para sentarse.
Un niño chiquito de unos 4 años sólo le hablaba y quería jugar con él. Lazarillo imperturbable…el niño preguntó y lo oimos todos a su madre que le tenía sentado encima que por qué el perrito no jugaba con él. Tenías que oir cómo el invidente dijo «pequeño, es que él está sólo pendiente de mi, como tu mamá para que no nos perdamos ni bajemos en parada equivocada»…
Yo me derretia… y el ciego le dijo al niño metiendose la mano en su bolsillo…dale esta chuche y veras. El niño descendió y de la ofrecio al can . Este imperturbable.
«No quiere»
El dueño dijo: «cogela Toby. Puedes»
Y Toby lamio y cogio la chuche haciendoque en la cara del pequeño aglorara una sonrisa «especial»
Historias del metro de Madrid😁.
Buen fin de semana para allá Buenos Aires
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