Carta a la Señorita Marcela es el perfil de un amor imposible, una consigna propuesta en el segundo mundial de escritura. Se trata del primer texto de una lista que incluirá, poco a poco, a los próximos desafíos de escribir 3000 caracteres diarios. Algunos textos del mundial anterior: Virus Chinoy La sombra, el coronavirus. Sumado a La noche que dejaron de ser niños y la fé y el truco.
Amor mío, Estimada señorita Marcela:
Seguramente no se acuerde de mí. Soy Joaquín Stringa, alumno suyo de Primero A en el colegio Medalla Milagrosa. Usted fue mi maestra de primer grado. Había pensado en presentarme como un alumno suyo pero, ¿por qué iba usted a recordarme? En definitiva lo mismo da que usted me recuerde o no, esto no va de sus recuerdos, sino de los míos.
El motivo de este contacto es una sensación dentro mío que no podía callar jamás, es un sentimiento guardado por años…
Cuando me animé a escribirle empecé por una idea que tuve que descartar y ahora que…
Si usted supiera, señorita Marcela, la cantidad de cosas que escribí antes de decidirme a mandarle esta carta. Ya escribí y borré tantas veces que no se qué es lo que voy a mandarle. ¡Imagínise el desorden sentimental que provocó en mi vida! Esto es sólo para decirle que durante mi vida usted fue, y será, eternamente mi amor imposible.
El primer día de clases para cualquier infante es inolvidable y en mi caso no tuvo que ver con el pánico de entrar a la escuela primaria, la reacción al ver a los chicos tan grandes de séptimo, o la ansiedad por entrar al aula a empezar a escribir. No. Mi recuerdo único de aquel primer día fue cuando la vi en fila, radiante, con su guardapolvo blanco, sus lentes en el ojal del delantal y, permítame decírselo francamente, sus tremendas tetas, su sonrisa casi perfecta.
Fue tal su rol docente, que con los años cada una de mis primeras veces de la vida me pregunté cómo hubieran sido siendo usted mi maestr:. Andar en bicicleta, tocar la guitarra, la primera vez en el amor, el primer beso, la primera vez en cana, el primer porro, la primera noche de un hijo sin dormir… ¡¿Cómo habría sido cada una de esas cosas con usted como mentora?!
Hay una anécdota que la define como docente y que me parece bueno recordarla. que quería compartirle, quizás para hacerla sonreír. Un día como cualquier otro de esos en los que estaba empezando a leer, usted me hizo pasar al frente. Con el pizarrón delante de mí, y casi temblando, me dispuse a decodificar de manera lenta y nerviosa cada uno de los caracteres contra los que me enfrentaba. Empecé por pronunciar una M larga, seguida de una dudosa I. Me frené y recién cuando usted me cabeceó para que prosiguiera, leí casi de corrido la palabra mamá. Como me envalentoné no esperé sus indicaciones para avanzar sobre el ME siguiente. La palabra AMA, la fui diciendo cada vez con más vergüenza, a medida que me iba dando cuenta lo que estaba escrito. Algo usted debe haber notado porque me miró con una sonrisa tierna. Toda la vida interpreté mal a las mujeres pero esa fue la primera vez. Cuando mirándome me sonrió, yo me lancé al vacío y le pregunte “MI MAMA ME AMA… Y usted?” Todos rieron. Usted me abrazó y me dijo el “por supuesto que sí” más falso que escuché en mi vida. “Por supuesto que sí”.
Es cierto que se enojaba de más y que nos tenía formados casi a los gritos. Tan cierto como eso que dicen los sicólogos que “todos los amores son uno” y seguramente por eso mis novias, mis amantes y mis esposas me han tenido cagando hasta con las… Igualmente como siempre la quise la perdoné.
En definitiva, y para no aburrirla, quería recordarle lo importante que fue para mí. Lo enamorado que estuve de usted y lo difícil que fue vivir en silencio este amor durante tantos años.
Sin más
Suyo
Joaquín Stringa 1A Turno Mañana
P.D. Con la intención de recibir su respuesta en lo sucesivo y con temor de no recibirla, dejé sobre este papel una serie de errores gramaticales y ortográficos con la certeza de que así recibiré su devolución.